La serie de pinturas que presenta María Sarraute toma como punto de partida las referencias iconográficas y conceptuales de la hermética medieval, adoptando como tema central los procesos alquímicos para la procreación. Se trata de una reflexión simbólica acerca de la producción y el control de la vida.
Cada una de las pinturas de El adivino químico, va acompañada de una lámina alquímica, que a modo de cita, se refiere el origen visual y simbólico a partir del cual se ha producido esta pieza. En su obra, Mariana Sarraute superpone imágenes cotidianas, ornamentales e iconos de diversa procedencia cultural a modo de trampa seductora hacia la lectura de lo misterioso.