El punto de partida de las pinturas que Tomas Pizá presenta en A grecian solitude (Una soledad griega) es un archivo generado durante el viaje que el artista realizó siguiendo las huellas del novelista británico William Beckford (1760-1844) en su Grand Tour europeo.
Desde Bélgica hasta Italia, Pizá fue recolectando una serie de souvenirs, incluyendo fotografías, postales e innumerables anécdotas que, junto con el libro que Beckford públicó en 1783, conforman el germen de un diario visual a través del cual Pizá reinterpreta las ruinas de la historia desde una perspectiva contemporánea.