Su aparente fragilidad sólo rehusaba la monotonía es el título de la exposición de este joven artista chileno de fuerte proyección internacional. Se abre con un texto que sirve como hilo conductor: Iba subiendo la cuesta a mi casa, vi en el suelo un palo con un clavo a medio clavar. Me acerqué, era un ratón muerto con la cola parada.
Leonhardt parte de objetos de ocio que, gracias a desplazamientos domésticos y urbanos, generan nuevos principios plásticos entre la racionalidad y el absurdo. Cuestiona la lógica de las imágenes, las palabras y los objetos a fin de presentar paradojas desde las estructuras y contextos que los sustentan.