El obra de James Lambourne (1956), inglés de nacimiento, aunque residente en Mallorca desde los cinco años, está estrechamente conectada con la naturaleza y las tradiciones herméticas mediterráneas.
Además de emplear técnicas y soportes clásicos como la pintura, la escultura, el grabado o el dibujo, a menudo James Lambourne utiliza directamente los elementos tomados de la naturaleza para realizar instalaciones e intervenciones efímeras, en las que arte y naturaleza se confunden. Por ello, algunas de sus obras se incluyen dentro de la corriente del Land Art, aunque su curiosidad y trayectoria artística van más allá de esta catalogación.
Está exposición, que se puede ver en la planta noble del casal Solleric y está comisariada por Ana Torán y Pilar Ribal, presenta alguno de los trabajos del artista realizados en colaboración con el fotógrafo holandés René Gonkel. Se trata de obras en la frontera entre la pintura y la fotografía, retratos de instalaciones efímeras realizadas en sus largos paseos en compañía del fotógrafo, que posteriormente son manipuladas para crear objetos únicos.