El III Festival Internacional de Música Sacra comienza con una de las obras más emblemáticas de W.A. Mozart. El Réquiem KV 626 fue un encargo del conde Walsegg-Stuppach que el compositor austriaco dejó inconclusa tras su muerte.
En 1791, a petición de Constanze – la mujer de Mozart-, se hizo cargo del manuscrito Leopold Eybler para terminar la parte instrumental, aunque finalmente remató la tarea Franz Xaver Süssmayr. El Réquiem en Re menor fue compuesto para solistas, coro y orquesta (cuerda, cornos ingleses, fagotes, trompetas, trombones, timbales y órgano).
Dirigido por Martín Bascuñana, intervienen la Capella Mallorquina y la Orquesta Benjamin Britten.