Hace unos años, Adrián García (Tetuán, 1969) se trasladó a una antigua casa rural a las afueras de un pequeño pueblo. Durante ese tiempo fue testigo de cómo la naturaleza ocupaba su espacio y, lo que comenzó siendo una convivencia incómoda, terminó convertida en una bonita amistad.
De esa relación y de la lectura del Tao Te Ching surgió Escenas domésticas, la exposición que ahora presenta en la Fundació Coll Bardolet de Valldemossa. La idea de partida es simple: el poder transformador de la naturaleza y de cómo su proximidad tiene la capacidad de convertirnos en algo más armonioso.