Cuando fue canonizada en 1930, Catalina Thomàs se convirtió en la primera santa mallorquina. Las fiestas en su honor, que se celebran durante casi una semana, son las más populares de Valldemossa, el pueblo que la vio nacer. El acto central es el Carro Triomfal de la Beata, una cabalgata de carrozas engalanadas con flores presidida por una niña de seis años, que cada año es elegida por el pueblo como beata.