Según la tradición, fue un 5 de febrero, onomástica de Santa Águeda, cuando comenzó a llover en Sencelles después de una larga sequía. Desde entonces es la patrona del pueblo. En la vigilia de la festividad, se montan en las calles foguerons (hogueras) donde los vecinos torran sobrasada, botifarrons y otros embutidos típicos. Amenizan la noche los demonios, glosadores y zambombas.
El día de la santa se celebra una misa y el tradicional ball de l’oferta, una danza de movimientos sencillos al son de las melodías de las xeremies (instrumento musical parecido a una gaita).
El domingo 9 tiene lugar el desfile de carrozas y comparsas de Santa Águeda, con premios para las más curiosas. Un dulce típico de estas fiestas en Sencelles son las mamelletes, unos bollos que tienen forma de pecho de mujer y recuerdan el martirio al que fue sometida esta virgen y mártir siciliana en el siglo III.