A las ocho de la mañana del día dos de setiembre un grupo de xeremiers y flabiolers (gaiteros y flautitas) recorren las calles del pueblo para despertar de manera festiva a sus habitantes, que a la nueve de las noche acudirán a la procesión de la beata, la más típica de Mallorca. Las fiestas duran del 24 de agosto al 7 de setiembre, días en que faltan carreras de bicicletas, conciertos, bailes y cuenta cuentos.
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