Con este título, tomado del mundo alquímico clásico, Ángel Pascual Rodrigo (Mallén, 1951) introduce en su obra un juego pictórico, una metáfora sobre la disolución y la coagulación existenciales y su actualidad en lo individual y colectivo. En esta exposición presenta un conjunto de 30 obras entre pinturas al óleo, lápiz sobre papel y sus versiones minimalistas en pintura y estampa digital.