El edificio de Sa Llotja, uno de los máximos exponentes del gótico en Mallorca, acoge esta exposición del escultor británico Tony Cragg. La muestra se compone de nueve esculturas de diferentes tamaños y materiales que suponen una revisión de los últimos seis años del artista.
Tony Cragg (Liverpool, 1949) está considerado como uno de los escultores más relevantes de la escena internacional. En 1988 ganó el Premio Turner y en 2007 el Praemium Imperiale, que concede la Japan Art Association. Fue uno de los pioneros en el uso de material reciclado y sus primeras obras las realizó con materiales de construcción descartados y desechos domésticos. En los años setenta recogió fragmentos de plástico y los colocó por colores, creando varias obras como New-Stones-Newtons Tones.
Una de las esculturas que se muestran en la exposición corresponde a este periodo. Se trata de Congregation (1999), en la que utilizó una antigua embarcación llenándola de alcayatas. El resto es una selección de piezas que mejor armonizan en este espectacular espacio y realizadas en madera, bronce, hierro, piedra o escayola.