En la era analógica, hasta hace apenas veinte años, teníamos por costumbre enviar postales a nuestra familia y amigos desde donde nos encontráramos de vacaciones. Pero con la llegada de la era digital esta costumbre prácticamente ha desaparecido y hasta los carteros se ven sorprendidos cuando cae en sus manos esta reliquia.
En Would you send me your souvenir? El cartero nunca llama dos veces, Esther Olóndriz ha querido recuperar esta vieja y sana costumbre de enviar postales-recuerdo. Para ello ha implicado a un buen número de amigos, a los que ha pedido la misiva cada vez que visitaban otros lugares. El proyecto lo inició en el verano de 2016, luego sufrió un parón por cosas del azar y en julio de 2019 se puso de nuevo con ello.
El resultado es un panel de 200 x 280 cm con más de 200 postales y otro de 100 x 300 con los dorsos de las postales, sus sellos, sus cuños y los escritos de todas las personas que han colaborado de manera desinteresada. La exposición se completa con algunas postales intervenidas por la artista.