Para Toni Salom, ser artista es movimiento y transición. Por eso, en Yin Yang upside down escapa del barroquismo al que se había entregado en los últimos años para introducirse en el arte tribal.
Esta serie de obras señala dos temas concretos y complejos a la vez: la aceleración intrísica de la modernidad y la angustia existencial como consecuencia del relativismo absoluto.