Mucho tiempo atrás, más allá de las actuales Avingudes, todo eran huertos. Las fincas de alrededor de la ciudad cultivaban productos frescos y el agua era el bien más valorado.
En 1247, el rey Jaume I otorga a Guillem Baster la fuente situada en Esporles, de donde brotaba el agua que ahora riega buena parte de la huerta palmesana. Este recorrido por la sequia de Baster está a cargo de Ricard Terradas y Toni Feliu.