Una treintena de nuevas obras del pintor autodidacta menorquín Josep Mir componen esta exposición en cuyos cuadros se aprecia la influencia del cubismo y predominan las figuras humanas.
Comienza a dedicarse al arte en los años 60, actividad que abandona para trabajar en el mundo del coleccionismo de antigüedades. No retoma la pintura hasta 2009 con la realización de varias exposiciones, en las que también se pueden ver grabados y algunas esculturas. Su obra se encuentra en colecciones privadas en Francia, Italia, Suecia y Hong Kong.