Instalación multidisciplinar de Rosa Mascaró en la que yuxtapone, mediante la imagen, el sonido, y diversos objetos y materiales, dos conceptos del rol de la mujer en el amor: objeto y sujeto.
La obra alude al cuerpo como hogar-prisión, que en la mirada del otro puede desaparecer en el infinito sepulcro blanco de la cal. Los materiales, la cal, las escobillas de palmito transformadas en una gran cabellera- trofeo, sirven de catalizadores de esta imagen de la mujer como objeto, y a su vez como sujeto que idealiza el amor y que, en muchas ocasiones, se puede transformar en una prisión interna.
Esta exposición se incluye en el II Festival Miradas de Mujer, organizado por la Asociación Mujeres en las Artes Visuales (MAV), que tiene por objetivo conseguir la visibilidad y difusión que merece el trabajo que desarrollan las mujeres del mundo del arte en España. En la isla se han sumado a la iniciativa, que cuenta con más de cincuenta participantes, artistas, comisarias y conferenciantes.