Varias diferencias separan el nuevo trabajo de Jordi Ribes (Barcelona, 1972) de sus obras anteriores, manteniendo ese juego de híbridos entre la pintura y el lenguaje digital que le caracteriza. La agresividad de sus colores se ha rebajado y ahora la preponderancia del blanco y negro intensifica la presencia de los objetos, su soledad y aislamiento.
Las pinturas de El lugar de las cosas se desarrollan en escenarios siniestros donde han desaparecido todos los personajes y sólo permanecen los objetos y el espacio que los cobija. Únicos elementos donde fijar la mirada para hallar respuestas de un sombrío rompecabezas.